Tuesday, September 25, 2012

Malanga sí, chicle no!

CDR

"¡Malanga sí, chicle no!"

Los CDR se constituyeron no solo en las cuadras, también en los centros
de trabajo, incluyendo un prostíbulo en la calle Marina

Rebeca Montero, La Habana | 25/09/2012 9:17 am

Lugar: explanada frente al Palacio Nacional. Día: 28 de septiembre de
1960. Fidel Castro se dirige al pueblo para informar sobre su reciente
viaje a los Estados Unidos. Se lamenta por la suerte de los cubanos que
allí encontró, aquellos que abandonaron la Isla huyendo de la dictadura:
"¡Y qué triste que una parte de nuestro pueblo haya tenido que
arrancarse del suelo de la Patria! (…) ¡que esa parte de nuestro pueblo
tenga que vivir en el extranjero y qué suerte tan dura la de esos
cubanos!" Los llama los "verdaderos héroes de la revolución (…) esos
cubanos que allá gritan: ¡Malanga sí, chicle no!"

Explota un petardo. "¡Fíjate bien… Fíjate bien, en el mismo momento en
que estaba hablando del imperialismo sonó el petardo". Se vuelve hacia
los que lo acompañan: "¿Lo cogieron, no hay noticias?" Gira al frente y,
casi ronco, anuncia a la multitud enfebrecida que grita "¡Paredón!":
"Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva,
que todo el mundo sepa quién vive en la manzana y qué hace el que vive
en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía, y a qué se dedica,
con quién se junta, en qué actividades anda…" Se escucha una segunda y
oportuna explosión: "¡Déjenlas, déjenlas que suenen, que con eso están
entrenando al pueblo en toda clase de ruidos!"

Así nacieron los Comités de Defensa de la Revolución.

En rigor, desde varios días antes, los vecinos interesados en defender
la revolución se comenzaron a inscribir en comités de barrios para la
vigilancia, pero fue aquella escenografía dramática, en la terraza del
Palacio, la que marcó la fundación de los CDR. Los petardos sonaron
cuando tenían que sonar.

El logotipo para la identificación del nuevo organismo se basaba en el
grito espartano "con el escudo o sobre el escudo" que no todos
entendieron, pero en esos tiempos Fidel Castro aún exhibía rezagos de
sus lecturas humanistas.

Comenzamos a hacer guardias nocturnas. Al principio eran solo cinco o
seis cederistas por cuadra, los más entusiastas, quienes creían que un
marine pudiera aparecer a la vuelta a la esquina en cualquier momento.
Los CDR se constituyeron no solo en las cuadras, también en los centros
de trabajo, incluyendo un prostíbulo en la calle Marina.

Primero fue la vigilancia, luego derivó a los permisos hasta para sacar
un mueble de su casa, los trabajos voluntarios, las células de
vigilancia o informantes de confianza del MININT (no eran todos), la
búsqueda de los estados de opinión, los registros para el racionamiento,
el reciclaje de materias primas, la supervisión en bodegas y
carnicerías, las campañas de vacunación, los círculos políticos, la
limpieza de calles, la invención de la caldosa… De una asociación de
pocos se transformó en una organización a la que era obligatorio
pertenecer, "dejarse ver ahí", por miedo a un mal informe que lo
perjudicara en el trabajo o en la escuela. Nada peor que ser tildado de
"apático" y de "no participar". Casi todos los emigrados fueron
cederistas, casi toda la población que permanece en la Isla lo es. Todos
están bajo el escudo constrictor esperando que lleguen tiempos mejores.

En las zonas, distritos, municipios, provincias, militaban cederistas
sinceros en un inicio. Hoy, en la mayoría de las cuadras, los cargos
están ocupados por personas que solo tratan de sobrevivir, de mirar
hacia otro lado y no darse por enterados de lo que sucede, las que
buscan esconder lo que hacen en la privacidad de sus casas, las que
perjudican a otros por competencia o por envidia, muy pocos por
convicción; cualquiera puede ser el Presidente o el Responsable de
Vigilancia del CDR. No tiene sentido que el anciano Machado Ventura
confíe "en la madurez, fortaleza, fidelidad y compromiso de los
cederistas", como hace poco dijo.

La malanga amarilla se perdió. La malanga blanca, la de verdad, apenas
se ve y, cuando hay, es cara. Un poco más barato es el chopo (que no es
malanga) y hay que saberlo encontrar. Por lo tanto, los cubanos no
tenemos opción: malanga, no y chicle, tampoco.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/malanga-si-chicle-no-280341

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