Wednesday, May 1, 2013

La carreta y el perro con la cadena

La carreta y el perro con la cadena
Miércoles, 01 de Mayo de 2013 00:25
Escrito por Frank Correa

Cuba actualidad, Jaimanitas, La Habana, (PD) A raíz de la actualización
del modelo socialista y las llamadas aperturas económicas, se autorizó
el oficio de carretillero para la venta de productos agrícolas en la calle.

Fue ahí cuando Luis la Tripa, vecino de una callejuela sin nombre del
barrio marginal Romerillo, que había quedado desempleado por reducción
de plantilla, pensó que había llegado la hora de probar suerte como
cuentapropista.

Luego de superar el rigor de los trámites para sacar la licencia,
recibió al fin la autorización, y con ayuda de su vecino Enrique, quien
quería invertir un dinerito enviado por su hermano de Miami, compraron
una carreta, y le soldaron un tejado de zinc con una ventana plegable de
barrotes de hierro, cerrada hasta el techo como una fortaleza.

Compraron sacos de frijoles, arroz, malanga, tomate, zanahoria, ristras
de cebolla, ajo y ajíes, a campesinos de Melena del Sur que pasaron un
domingo en un camión por los barrios del municipio Playa, vendiendo al
por mayor a decenas de carretilleros de agromercados.

En la primera semana recuperaron el dinero invertido y una buena
ganancia. Entusiasmados por la prosperidad duplicaron la inversión y
además compraron pollos y conejos, en una suma total que llegó a los
siete mil pesos.

La carreta enrejada, con los productos dentro, dormía en el patio de
Luis, porque su casa es tan pequeña que solo caben las camas, algunos
muebles y el refrigerador Haier, que gracias a la revolución energética
estará pagando hasta el 2021.

Como Romerillo es un barrio de alto índice delictivo, con una juventud
en ascenso que todos los días inventa algo nuevo para vivir, Enrique le
advirtió a Luis que debían comprar un perro que cuidara la carreta, que
ahora estaba "premiada" -por la cantidad de productos que contenía-.

Se buscaron un Pitbull de cara fiera y porte aterrador que costó 30 CUC,
y una cadena de la tienda Almiquí, en 10 CUC, de acero níquel con
candado a prueba de robos, que soldaron al eje de las ruedas. Durmieron
esa noche tranquilos, soñando convertir los siete mil en catorce mil, y
luego en treinta mil. Pero casi mueren de un infarto cuando despertaron
a la mañana siguiente y encontraron desechos sus sueños de bonanza.
Durante la noche, los "talentos del barrio" se habían robado la carreta,
y también el perro con la cadena.

Para Cuba actualidad: frankcorrea4@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/7288-la-carreta-y-el-perro-con-la-cadena-.html

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