Friday, July 7, 2017

Falta de alimentos, otro crimen castrista

Falta de alimentos, otro crimen castrista
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 7 de Julio de 2017 - 14:12 CEST.

Si a usted le dicen que en un país cualquiera de América Latina casi el
60% de las tierras fértiles disponibles para la agricultura no se
cultivan, no producen absolutamente nada, creerá que le están tomando el
pelo, pues en pleno siglo XXI eso no parece posible.

Pero sí lo es. El país en cuestión es Cuba, una bella isla tropical
plena de tierras muy fértiles que asombraron al Gran Almirante cuando
las conoció hace 525 años.

¿Cómo es eso posible en un país al que la FAO, en los años 50, ponía de
ejemplo como uno de los mayores productores y exportadores de alimentos
de Latinoamérica en proporción a su población total?

Uno de los "ganchos" proselitistas de Fidel Castro para su movimiento
antibatistiano, luego de causar la muerte de decenas de jóvenes en el
desastroso asalto al cuartel Moncada, fue la promesa de que al llegar él
al poder realizaría una profunda reforma agraria, entregaría las tierras
a los campesinos que la trabajaban y eliminaría los latifundios
improductivos.

El general Batista huyó de la Isla, Castro se subió al poder, y lo que
hizo fue burlarse de todos y pasar a propiedad del Estado el 77% de las
tierras agrícolas de la nación. Creó con ellas gigantescos latifundios
improductivos, los mayores del país desde la colonización española.

Como resultado, en los dos primeros años de la estatista "Reforma
Agraria" la producción de azúcar se derrumbó de 6,8 millones de
toneladas métricas a 3,8 millones en la zafra 1962-1963. La Isla dejó de
ser el primer productor y exportador mundial de azúcar de caña. Un
título que poseía desde finales del siglo XVIII. En 2017 Cuba produjo
1,7 millones de toneladas de azúcar, tres veces menos que los 5,1
millones de toneladas producidas hace 92 años.

Cuba pasó a ubicarse en la cola de los productores de alimentos de
América Latina y el que peor rendimientos agrícolas registra en el
continente, incluso en la caña de azúcar, en lo que fue líder mundial. Y
si no se produjeron fatales hambrunas fue porque Moscú comenzó a
subsidiar a la dictadura para convertir la Isla en un portaviones
soviético gigante en las narices de EEUU, y expandir la ideología
comunista por las Américas.

Aun con las subvenciones de la URSS el comandante en marzo de 1962 tuvo
que implantar una cartilla de racionamiento de alimentos, que ya tiene
55 años de edad y es la de más larga vida en la historia del Hemisferio
Occidental.

Con la "Reforma Agraria" se desplomó la producción de alimentos básicos
de la dieta cubana: carne, arroz, leche, viandas, frutas y vegetales. De
casi siete millones de cabezas de ganado vacuno en 1958 para seis
millones de habitantes (una vaca por habitante), hoy la cifra es de 3,6
millones de vacunos flaquísimos, para 11,3 millones de habitante (tres
habitantes por vaca). Por eso en 2016 se produjo tres veces menos carne
y menos leche que en 1958, con el doble de habitantes.

En los años 50 Cuba se autoabastecía de carne de res, leche, frutas
tropicales, café y tabaco. Y era autosuficiente en pescados y mariscos,
carne de cerdo, de pollo, viandas, hortalizas, y huevos. Era el primer
país latinoamericano en consumo de pescado y el tercero en consumo de
calorías, con 2.682 diarias. Y ocupaba el séptimo lugar a nivel mundial
en salario agrícola promedio, con 3 pesos diarios (equivalentes a
dólares), según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Antes de 1959 Cuba importaba el 29% de los alimentos que consumía. Los
comunistas de entonces (el PSP) criticaban que aquella cifra era muy
alta para un país tan fértil. Hoy, con los comunistas en el poder, se
importa el 80% de los alimentos.

Propiedad estatal vs. privada

El régimen se niega a entregar las tierras en propiedad a quienes la
trabajan o la quieran trabajar, y a quienes la trabajan les prohíbe que
la cultiven libremente y vendan sus cosechas en el mercado. Los obliga a
entregar las cosechas al Estado, a precios miserables.

Encima, en la distribución estatal por parte del engendro llamado Acopio
se pierde el 57% de los alimentos cosechados, según la ONEI. El propio
régimen admite que el 56% de las tierras agrícolas de Cuba están
ociosas, inundadas de marabú, no producen ni una malanga. Estas dos
últimas estadísticas son más que suficientes para que el general Raúl
Castro presente su renuncia mañana mismo.

Hay en la Isla un total de 6,2 millones de hectáreas de superficie
agrícola, de las cuales el 46%, es decir, 2,8 millones de hectáreas, son
de las empresas estatales (los sovjoses en la antigua URSS). Un 31%, o
sea, 1,9 millones de hectáreas, son también estatales, pero entregadas
en usufructo a particulares mediante contratos leoninos. Y las restantes
1,4 millones de hectáreas, el 23%, corresponden a los campesinos
privados, individuales o en cooperativas.

Para saber cómo producen baste un dato. Según la ONEI, en el primer
semestre de 2015 las empresas estatales, incluyendo las cooperativas
estatales llamadas Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC)
produjeron únicamente el 10% de los 5,7 millones de toneladas de
viandas, hortalizas, arroz, frijoles y frutas obtenidas en todo el país.
O sea, 570.000 toneladas. El otro 90% (5,1 millones de toneladas) fue
producido por los agricultores privados y los usufructuarios.

Increíble, pero cierto. Con aproximadamente la mitad de las tierras, que
son las mejores del país, el Estado socialista produjo la décima parte
de las cosechas nacionales, mientras que la otra mitad, operadas por
manos privadas, produjo el 90%. Ello expresa la idiotez y soberbia
absurda de la elite castrista, que se niega a aceptar la sabiduría del
refrán criollo: "el ojo del amo engorda el caballo". Y gasta 2.000
millones de dólares importando alimentos.

Hogueras para quemar las "libretas"

Las evidencias de la superioridad de la propiedad privada en la
agricultura —y en todo— son abrumadoras. El régimen militar tiene la
obligación de entregar las tierras fértiles de la Isla a quienes la
quieran trabajar, y con sus títulos de propiedad. En China y Vietnam
gobiernan partidos comunistas y los campesinos tienen libertad para
cosechar y vender lo que producen.

El colmo es que, pese a que la crisis venezolana ha agudizado la escasez
de alimentos en Cuba, por falta de dinero para importarlos y para
adquirir los insumos y equipos para hacer producir la tierra, el
castrismo en vez de liberar las fuerzas productivas agrícolas aumenta
los controles.

En una reciente reunión del Consejo de Ministros, según reportó Granma,
"se ratificó que las tierras otorgadas en usufructo son propiedad
intransferible del Estado". O sea, que nadie se haga ilusiones pues las
tierras son propiedad del Estado y solo son prestadas por un tiempo, que
ahora se va a extender a 20 años.

En la propia reunión, Marino Murillo, zar —algo opacado últimamente— de
la "actualización del modelo cubano", reveló que ha bajado el interés
por obtener tierras estatales en usufructo. Es lógico, los campesinos y
los potenciales agricultores no quieren trabajar tierras que no son
suyas y no pueden venderlas o dejárselas a sus hijos. Tampoco pueden
producir y vender libremente las cosechas. Y el régimen les puede quitar
la tierra en cualquier momento, como ya ocurre en Holguín.

Lo cierto es que Cuba es el único país de Occidente en el que la
actividad agrícola y pecuaria no está a cargo totalmente del sector
privado. Si se privatizase la agricultura y se respetasen los derechos
de los ciudadanos a la libertad económica y todos los otros derechos del
hombre moderno, en poco tiempo los cubanos harían hogueras para quemar
las "libretas" en las calles. Se alimentarían adecuadamente. Cuba
volvería a ser citada como ejemplo por la FAO.

Source: Falta de alimentos, otro crimen castrista | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1499429540_32402.html

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