Thursday, August 18, 2011

Altos precios limitan poder de compra de los cubanos

Altos precios limitan poder de compra de los cubanos

¿Cubano? Usted sí puede tener un aire acondicionado: sólo tenga
paciencia… y apriétese el cinturón.

Rolando Cartaya/ Especial para martinoticias 17 de agosto de 2011

En su blog Desde La Habana el colega Iván García califica de
impresionante el tropel de gente que se arremolina en el Centro
Comercial de Carlos Tercero en la capital cubana, después que se inició
la venta de aires acondicionados, sartenes eléctricos, tostadoras y
freidoras.

Como recuerda Iván, desde 2003, por orden de Fidel Castro, el ministerio
de Comercio Interior había prohibido la venta de esos artículos. Ahora
Raúl Castro autorizó su venta.

Claro que, a la situación anterior, es preferible saber que están ahí y
que algún día te los podrías comprar. Cuenta el colega que Rosa, un ama
de casa, está contenta. porque ya puede comprarse un aire, aunque
también quisiera una ducha eléctrica. Ella –dice el autor--padece del
síndrome de la cucarachita Martina. "¿Qué me compraré?", decía el
personaje del cuento.

Y eso que Rosa tiene la suerte de que sus parientes en Miami le giran
300 dólares mensuales. Pero el precio de un aire acondicionado en las
tiendas de La Habana supera los 880 dólares, y ella sabe que tendrá que
seguir guardando dinero en la hucha.

Miro rápidamente la web de Brandsmart USA, una popular tienda de
electrodomésticos de la Florida, y veo que hay numerosas unidades de
aire acondicionado de pared por menos de 200 dólares. Sólo las más
refinadas y potentes, de 17 000 a 24 000 BTU, alcanzan el alto precio de
las que se venden ahora en Cuba. Pero en Estados Unidos el salario
mínimo es de 7 dólares 25 centavos la hora, ó mil 160 dólares por
cuatro semanas de 40 horas. En Cuba, el salario medio en el mismo
período laboral es de 448 pesos, o 18 dólares

¿Qué le permite al Estado cubano imponer estos precios descomunales?
Pues la falta de competencia, el monopolio comercial estatal del
comercio interior.

En un memorable post colgado en su blog Cartas de Cuba en agosto del
2008, el corresponsal de la BBC en La Habana Fernando Ravsberg enumeraba
las gratuidades y subsidios que beneficiaban por entonces al cubano,
incluyendo las bajas tarifas o precios de la vivienda, el teléfono, el
transporte público, las medicinas, las actividades recreativas o los
comedores para ancianos.

A continuación decía Ravsberg: "A pesar de todas las subvenciones y
gratuidades, la cuenta no da, y no da porque el costo de la canasta
básica es de 70 dólares, es decir, cuatro veces más que el salario medio
nacional. Porque por muchas gratuidades que haya, hay que comprar
zapatos que cuestan 20 dólares, y aceite de soya a 2.30 dólares el litro
y un jabón que sube cada día y un kilo de carne que se lleva el salario
mensual completo".

"La explicación –apuntaba el autor--no está en los biocombustibles, en
la especulación financiera o el alza de los precios de los alimentos.
Por el contrario, se trata de un impuesto del gobierno que grava incluso
los productos de primera necesidad con un 240%. Es el IVA (Impuesto
sobre el Valor Agregado) más alto del mundo".

Como sabemos, la lista de las subvenciones y gratuidades que existían en
2008 se ha ido encogiendo, y los incrementos del salario medio han sido
insignificantes, el más reciente, en 2010, de 19 pesos, o unos 76
centavos de dólar.

En el semanario Primavera Digital, Ainí Martín Valero apunta que las
ventas de electrodomésticos en divisas están destinadas principalmente a
los propietarios de negocios privados, sobre todo los que se dedican a
la venta de alimentos. Pero dice que los artículos pueden ser adquiridos
por cualquier persona, sea o no cuentapropista.

Hablando con el economista Oscar Espinosa Chepe, me dice que el gobierno
marca el precio de estos artículos en al menos dos veces su costo, un
negocio redondo, como también lo son las remesas que envían los cubanos
desde el extranjero. Señala Chepe que ni el níquel con sus precios
estancados, ni el turismo, con su alto porcentaje de insumos importados,
dejan tantas divisas limpias como el chorro de ayudas familiares.

Pero el gobierno sabe además que los cubanos sin remesas, que sobreviven
hace dos décadas en su esquizofrénico sistema de precios y salarios, se
han habituado a rebuscarse la diferencia a como dé lugar.

Me cuenta Chepe que en la reciente sesión de la Asamblea Nacional, el
zar económico Marino Murillo admitió que el salario sólo representa hoy
alrededor de un 50 por ciento de los ingresos del cubano.

Así que usted sí puede tener un aire: es cuestión de paciencia y de
apretarse el cinturón. Como dice Iván García, por ahora la mayoría de
los interesados se limita a curiosear, apuntar los precios, indagar las
cualidades técnicas de un ordenador, un televisor de plasma ("Sí, sí,
ése: el de 42 pulgadas"), o la última novedad en La Habana: los aires
acondicionados; esos que se venden cuatro veces más caros en el mall de
Carlos Tercero que en Miami.

http://www.martinoticias.com/noticias/cuba/Altos-precios-limitan-poder-de-compra-de-los-cubanos-127958448.html

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