Monday, September 24, 2012

El totalitarismo da dolores de cabeza

El totalitarismo da dolores de cabeza
Lunes, 24 de Septiembre de 2012 02:24
Escrito por Rogelio Fabio Hurtado

Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) El problema crónico del
totalitarismo que nos asfixia es la incapacidad para generar bienes de
consumo social sin renunciar a su aparente poder sobre los medios de
producción.
De hecho, ese monopolio burocrático conduce a un empobrecimiento cada
vez mayor de la sociedad, a quien ha despojado de su propiedad a favor
del Estado. Para ocultar este tipo de verdades, publican cada día sus
periódicos.

Veamos a propósito el artículo "Respetar el contrato es defender los
bienes del pueblo", publicado por Freddy Pérez Cabrera en el diario
Granma el pasado 10 de septiembre.

La manipulación comienza de inmediato: los intereses y bienes de la
burocracia se presentan como del pueblo, sustantivo del que están
excluidos "los agricultores, ya sean estatales o privados", malignos
sujetos que estropean el "trabajo" de los sesudos burócratas, al
desobedecerlos irresponsablemente, lo cual conduce a que el Estado deba
gastar algunos millones en comprar frijoles o leche en polvo.

Se da por sentado que el contrato, formulado unilateralmente por las
estancias estatales, es modelo de sensatez, que si fuese obedecido al
pie de la letra, hace décadas que estaríamos nadando en la abundancia.

Recuerdo, en la década del sesenta, casi llegó a cancelarse la carrera
de Derecho, ya que en la sociedad supuestamente comunista que
construíamos, no hacían falta para nada los leguleyos. Ahora leo que "la
carencia de jurídicos lleva a que estos especialistas deban atender en
ocasiones a más de 20 instituciones, y muchas veces el abogado de la
cooperativa es el mismo de la empresa, algo incorrecto".

Sin embargo, el texto mejora cuando la directora jurídica de la
Agricultura en Santa Clara dice sin ambages que los productores están
ocultándole potencialidades productivas a los burócratas: "nos seguirán
vendiendo gato por liebre, como en la práctica ha venido ocurriendo", y
afirma enseguida que el campesino "oculta leche para venderla por la
izquierda".

El autor no sigue el rastro de esa leche clandestina, pero al menos ha
revelado parte de la verdad: la burocracia impone las cifras que le
convienen y de paso, no deja de imponer el precio al que va a pagarla,
muy inferior al que obtiene el supuesto productor irresponsable cuando
la vende directamente al consumidor, pasando por alto todo el lentísimo
papeleo estatal, burocrático, imposibilitado de pagarle de inmediato y
en efectivo, con el mismo dinero contante y sonante que demandan del
mismo campesino las entidades estatales. Entonces, resulta que el
agricultor obra de manera coherente con su interés y el de su familia
cuando prefiere entregar el producto a quien puede pagárselo sin más demora.

Si esa auténtica sensatez individual no fuese acusada de ilegal por el
Estado burocrático totalitario y se extendiese por donde quiera,
suprimiendo a su paso modelajes y cuños, el país terminaría marchando
mejor, sin el pesado lastre de dirigentes y burócratas que ni dirigen ni
organizan absolutamente nada. La leche sería del vaquero y la bodega del
bodeguero y cada quien tendría que ganarse su propia vida con una
actividad real, cuya utilidad social fuese palpable. Eso sí: a los
emborronadores de cuartillas se nos iba a poner muy duro el mantecado.

Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/5266-el-totalitarismo-da-dolores-de-cabeza.html

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